Policial en el que el socio de un viñedo es sospechoso del asesinato de una chica en Paris. Chabrol empieza a delinear su estilo de policial en el cuál se preocupa más por las circunstancias que rodean al crimen que del crimen en sí para retratar a la decadente burguesía. Algunas imágenes simbólicas como el vino contra el televisor o el escote en el cenicero así lo expresan. De vez en cuando puede incluir estilizados decorados o pinceladas de suspenso que logran acentuar las potencias de lo falso de principio a fin.