Thriller en que una mujer casada es violada y mata a su atacante en un pueblo cercano a Marsella para luego ser acosada por un misterioso agente que buscaba al hombre muerto. Clément trata de jugar con el planteo policial de la historia y los arquetipos del género, pero queda preso de las revelaciones del guión y la dilatación de las escenas en beneficio de la trama y no de la puesta en escena, las actuaciones o los personajes. Hay algo decididamente artificial y anacrónico en su puesta de escena, que con al carecer de imaginación y talento se queda en una versión descafeinada de Hitchcock.