Comedia policial en la que un grupo de criminales se dedica a los secuestros en Paris y en Sudamérica. Lelouch monta una especie de crowd pleaser con delincuentes simpáticos y queribles que supuestamente se burla de la política, el show business, la lucha armada, el feminismo, la religión. El problema es que la sátira es muy vaga, no tiene timing para el slapstick, carece del gag visual y se queda corto para el absurdo. Por lo que su film deviene una larga sucesión de escenas carentes de gracia e imaginación que sólo puede soportarse por la facilidad con que los actores interpretan a sus personajes.