Drama en el que una joven es recluida en un convento contra su voluntad en Francia en el siglo XVIII. Pese a ser el film de Rivette más accesible narrativamente, el extraordinario trabajo de ambientación y de iluminación subraya el encierro, el vacío emocional y físico de la protagonista. El film (como la novela de Denis Diderot en que se basa) es una denuncia brutal, antes que la iglesia como institución, a la sociedad que le da cabida (para provecho de unos pocos) y la utiliza instrumentalmente. La retrato que hace de la protagonista, que no pude rebelarse porque no conoce contra qué o para qué, hace aún más trágica la resolución.