Comedia dramática en la que un grupo de burgueses y sirvientes se reúnen en un castillo a las afueras de París para un fin de semana de caza. Sin duda que el contexto histórico, la modernidad de la propuesta, los afilados diálogos, el espejo de clases y la inevitable resolución le dan un poder al film que se potencian con los años como cartografía moral de la época previa al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Renoir sabe hacer el tipo de películas en las que todos fallaron después de él.