Comedia dramática en la que una profesora de natación se enamora de un hombre casado en Paris. ¿Cómo evitar el lugar común de la comedia romántica burguesa y conformista? En primer lugar comenzando con una escena de una fiesta-orgía vulgar y patética. Después, el retrato del personaje protagonista, la gran actuación de Karim Viard y la continúa deriva sentimental pueden hacer el resto para sostener el relato hasta el final. A fin de cuentas los hombres casados o solteros, las amigas lesbianas o heterosexuales y las esposas propias o ajenas que entran en o siguen el juego no están mucho mejor que la protagonista. Hasta tal punto que el casamiento parece sólo una fuga temporaria al sufrimiento. Ya sea las fiestas de sexo con extraños que terminan en el vómito, las reuniones de los partidos socialistas en las que lo que menos se habla es de Marx, las películas románticas de lesbianas en las que quedamos en la fila para entrar o la rápida sesión con el psicólogo que la protagonista ni siquiera recuerda son excusas perfectas para escapar de la miseria. Si llega un momento en que la infidelidad parece ser el único camino y el film empieza a girar sobre lo mismo, la abrupta resolución tal vez deja lugar para la esperanza, pero no como la protagonista lo esperaba. Corsini se revela como una atenta observadora del patetismo burgués y de las relaciones de pareja del fin de milenio.