Drama en el que una pareja que se divorcia pasa la noche en el mismo hotel en Évreux. Duras debuta como directora de cine adaptando una pieza de teatro propia. La duración de largometraje la obliga a agregar un tercer personaje con el que el hombre pasa la tarde. La situación principal explora la idea del hablar por el sólo hecho de hablar. La pareja ya se divorció, ya se dijo todo lo que se tenía que decir y, sin embargo, no puede resistir la tentación de seguir hablando. El resultado no está lejos de la estética de los films de Antonioni o Resnais de la década de 1960, pero ya deja ver su particular acercamiento a los diálogos, las actuaciones y la planificación. Por momentos, en la escena en el lobby del hotel, los personajes parecen que bailan al ritmo de las palabras mientras se mueven constantemente.