Comedia dramática en la que un grupo de niños prepara una murga para el carnaval en un barrio de Buenos Aires en 1956. El planteo costumbrista de René Mugica remite a los films de su hermano Francisco. Bien al principio hay un montaje paralelo de todos los personajes almorzando en sus respectivas casas. Pero hay un tono más sentimental (Leonardo Favio), una mirada más inocente ya desde la voz del narrador que presenta el drama. El problema es que los niños recitan todos sus diálogos con cantito y la película debe inventarse un conflicto ajeno para su resolución. Los únicos dos que no lo hacen son la parejita de novios cuya subtrama toca la cuestión judía (como en La calesita (1963) de Del Carril). Particularmente elocuente es el momento en que la niña se da cuenta de la falacia de los padres.