Drama en el que una odontóloga que atropella algo con el auto cree que mató a alguien en Salta. Martel expande su estilo con un planteo cercano al cine de género, un personaje incómodo y un desarrollo de la trama aún más minimalista que sus anteriores películas. Pero a partir del uso de los sonidos, los silencios y los climas genera la misma tensión. Tal vez la utilización del off visual y del fuera de foco, la distancia con que observa a los personajes y las referencias oblicuas al sexo y al incesto hayan llegado a un límite en su cine (el fin de una etapa). Pero no se puede negar que el poder seductor de las imágenes, las inteligentes soluciones de la puesta en escena y algunas sugerencias cercanas al género fantástico abren nuevas posibilidades para el futuro. Si bien los personajes secundarios quedan un poco desdibujados y sobre el final el relato pierde algo de consistencia (por lo que debe recurrir a una resolución facilista), se observan algunas referencias al cine de Cassavetes y Polanski. Martel hace un cine que no apunta a la gratificación inmediata, pero que sigue ganando valor con cada película.