Drama en el que un hombre llega a un hotel vacío en una playa donde tuvo una historia de amor con una mujer. Duras da un paso hacia la vanguardia al disociar las imágenes del sonido en su película. Las voces en off no narran ni explican la historia que vemos en imágenes aunque se relacionen y complementen vagamente. A partir de unas frases cortas, incompletas o interrumpidas Marguerite Duras se arriesga a ser considerada una experta en no decir nada. Pero es un recurso destinado a generar sensaciones o estados de ánimo antes que sentido o significación. Sus imágenes preciositas por momentos se acercan al fantástico o al cuento de fantasmas. Como dice Deleuze el film plantea “una historia que ya no tiene lugar (imagen sonora) para lugares que ya no tienen historia (imagen visual).”