Drama criminal en el que un joven se enamora de una de las damas de honor de la boda de su hermana que lo somete a diversas pruebas de amor en una ciudad de la región Pays de la Loire. Si bien la película puede parecer una prolongación de los temas de La cérémonie (1995), la otra adaptación de Ruth Rendell realizada por Claude Chabrol, o de sus intereses de siempre (la descripción de la perversión de la burguesía), hay elementos que lo llevan a otro terreno. La historia de amour fou es la que vertebra el relato (más allá de la frialdad habitual). En este caso la familia pertenece a una clase media venida a menos (la madre soltera trabaja como peluquera, a la hermana le falta dinero). El sentido del humor en la descripción de los personajes secundarios es más burlón que satírico. Sin llegar a los extremos de Betty (1992) o de L’enfer (1994), hay una implicación en la mente paranoica y desconfiada del protagonista, que tal vez sea lo más atractivo del film. Benoît Magimel confirma que puede llevar el peso del relato. Pero la particular belleza del rostro y el cuerpo de Laura Smet es la auténtica revelación. Chabrol se queda a mitad de camino en profundizar la relación de la pareja protagonista dominada por una pasión irracional, la desconfianza y las mentiras en igual medida y en el retrato que hace de la familia del protagonista (la madre que busca un pretendiente, la hermana mayor recién casada y la hermana menor rebelde) cuyos miembros aparecen y desaparecen sin dejar rastro. Porque a fin de cuentas el suspenso se niega a aparecer y los golpes de efecto están ausentes. De hecho los asesinatos están resueltos en off visual.