Comedia negra en la que una agente de una inmobiliaria encuentra un dinero escondido en un edificio y los inquilinos no la dejan escapar en Madrid. El film combina hábilmente las citas cinéfilas (los edificios de Polanski, la planificación de Hitchcock) con el humor costumbrista típicamente español (el retrato de los inquilinos, los bomberos y los policías). Esta vez a De la Iglesia no le interesa entrar en el fantástico como en El día de la bestia (1995) o Perdita Durango (1997) y se queda con la trama policial de la persecución del dinero. Los cinco asesinatos tienen los golpes gore habituales del director. Hay parodias gratuitas a Star Wars (1977), con el disfraz de un personaje, y a The Matrix (1999), con la famosa escena del salto de un edificio a otro. Pese a que Carmen Maura se muestra a gusto con las secuencias de acción, su personaje es muy chato. Los inquilinos todos juntos resultan amenazantes por su perturbadora quietud, pero la película carece de enfoque social. Eso sí, el final es todo un derroche de acción en el que las terrazas y los monumentos de Madrid están capturados por las agresivas grúas de la fotografía de Kiko de la Rica.