Drama en el que una modelo posa desnuda para un pintor en cuatro sesiones en el sur de Francia. Las cuatro horas de duración permiten un retrato cabal de los personajes, una rigurosa descripción de los métodos del pintor y una reflexión sobre la relación del sujeto y del objeto en el arte, sin que superpongan o limiten. Ante la imposibilidad de representar lo absoluto, la expresión cobra importancia como forma de conocimiento.