Historia de amor de un joven de vacaciones y una mujer adicta al juego por los casinos de la Côte d’Azur de Francia. La película mezcla el vértigo del constante movimiento de los personajes con la repetición de una sucesión de cifras, números, triunfos y derrotas. Esta dualidad puede aplicarse también a la relación de la pareja protagonista. El gran mérito de Jacques Demy (como de la nouvelle vague) es devolverle al cine la inmediatez del descubrimiento y de la imprevisibilidad. Más que eso no hay nada. En la resolución ella toma la decisión de quedarse o no con él con la misma repentización con que prende o apaga un cigarrillo. El travelling hacia atrás que incluye Demy en ese momento resulta esclarecedor.