Western en el que una mujer quiere establecer un salón antes de la llegada del tren en un pueblo de Arizona en el siglo XIX. Ray hace una rareza absoluta para el género en el que muestra a dos mujeres fuertes enfrentadas a muerte, el héroe de la función se presenta con una guitarra y no una pistola y la crudeza de las situaciones y los diálogos poco tienen que ver con la visión habitual del oeste que ofrece Hollywood. De hecho es un western que, pese a ser de los mejores, todavía no entra en ninguna categorización, ni clásico, ni revisionista ni pre spaghetti.