Drama en el que un fiscal de distrito de New Orleans investiga el asesinato de John F. Kennedy a lo largo de la década de 1960. Basado en un caso real. Se nota la pasión y el empeño puestos por Stone en el producto. El ritmo no decae nunca en sus más de tres horas de duración. Los únicos momentos de descanso son las discusiones que tiene el protagonista con su esposa. Las luces blancas de la fotografía de Robert Richardson (pese a que los flashbacks expresan lo que pudo haber pasado) muestran la intensión de aclarar el caso. Stone aprovecha la conspiración más grande del siglo para seguir denunciando la falta de compromiso político americano. El discurso final del protagonista es más una catarsis que un pedido de justicia. Pero le sigue una revelación contundente.