Policial en el que una banda de ladrones roba un banco y toma rehenes en Manhattan, New York. Al principio, puede sorprender que Spike Lee haya optado por una película de género y someterse a la maquinaria de la productora de Brian Grazer, pero el resultado confirma que puede ser uno de los artesanos más obedientes del Hollywood actual. Por un lado, el film se adscribe a larga tradición del policial hace explícita la referencia al tono y la historia de Dog Day Afternoon (1975) y el gran despliegue de producción recuerda a los thrillers de acción de John McTiernan. Por el otro, aparece cierta disposición hacia el realismo inédita en Lee, los apuntes dispersos sobre el racismo, la paranoia y la corrupción policial no resultan tan molestos y la preocupación por los detalles en los procedimientos policiales y el retrato de los secundarios elevan el atractivo. Destacar la secuencia de créditos acompañada por música india, el personaje de Denzel Washington que no descarta la ambición y el arribismo, los medidos aportes del resto de los personajes (Jodie Foster, Willem Dafoe) y la fotografía de Matthew Libatique sin excesos de virtuosismo o de recursos de videoclip. Si bien algún que otro corte no hubiera venido mal para aligerar los 127 minutos, el film es uno de los mejores trabajos de Lee, que demuestra que cuando no carga las tintas, lo suyo es más coherente.