Comedia dramática en la que una turista francesa llega a Pohang, una playa de Corea del Sur. Hong Sang-soo consigue la presencia de Isabelle Huppert y ese es el único atractivo de la película porque ya nos tiene acostumbrado a sus juegos narrativos. El film puede ser visto como tres variantes de la misma historia, o tres historias diferentes interpretadas por la misma actriz. De los tres segmentos sólo el primero tiene algo de consistencia. El segundo se consume en la pésima elección de casting para el papel del amante de la protagonista y el tercero lleva al ridículo la figura de un monje. Es como si la guionista que imagina la historia no quedará conforme con el primer intento e intentara progresivamente variantes más desopilantes. O es que simplemente con 9 días de rodaje (que fue lo que llevó la filmación de la película) no había muchas variantes para comenzar. Los diálogos pierden mucho con la barrera del idioma. Los largos planos generales, sólo interrumpidos por leves panorámicas o algunos zooms de reencuadre, ya son una constante en el cine de Hong. Sin embargo el film no aprovecha los juegos de cambios y repeticiones de las historias, porque los personajes están dibujados con una complacencia absoluta.