Drama en el que a un miembro del partido fascista italiano de Roma le encargan matar a un profesor disidente en Paris en 1938. El impresionante trabajo de fotografía de Vittorio Storaro reconstruye la geometría fascista de la década de 1930. Los movimientos de cámara son precisos y para nada efectistas. Bertolucci traza paralelismos entre la política (el protagonista arribista), el sexo (una temprana experiencia homosexual) y la religión (la confesión con el sacerdote) para llegar a la conclusión de que la búsqueda de lo normal es tanto una ilusión como un simulacro.