Drama en el que un sheriff de un pueblo de Tennessee se enamora de una chica cuya familia trafica whisky ilegal. El film es una especie de policial negro campestre, pero, en segundo plano, Frankenheimer vierte cierta pendiente naturalista al relato, aunque en el final no resiste a una punta expresionista. La caída del protagonista es inevitable. La actuación de Gregory Peck es excelente por lo simple y directa. Las canciones de Johnny Cash son oportunas. La primera escena resulta brillante para presentar al personaje, el escenario y relativa ausencia de conflicto. En ella se muestra al sheriff que detiene a un auto porque es conducido por un niño.