Película de episodios que narra tres historias de delincuencia juvenil en Francia, Italia e Inglaterra. Antonioni comparte prácticamente al mismo tiempo la preocupación de Nicholas Ray por la juventud, la rebeldía y la violencia. Su film nunca cae en la condescendencia y contempla la incertidumbre por el futuro de los jóvenes. La puesta en escena ofrece unos travellings y unas panorámicas de belleza atemporal.
La incursión en un film de episodios sobre los jóvenes delincuentes no parece ser el proyecto más acorde para el estilo Antonioni. Pese a que fue su primera película que tuvo una respuesta favorable del público (al menos fuera de Italia), se nota que Antonioni no está del todo cómodo con el material. La inclusión de una voz en off al principio y al final del film, que presenta el tema y avisa de las intensiones edificantes de la historia, sin duda es una imposición del productor / distribuidor. El doblaje al italiano de los tres segmentos, pese a que sólo uno transcurre en Italia, tampoco es una decisión muy feliz. El resultado está a la vista. Tal vez el mejor episodio sea el primero, ambientado en Francia, en el que un grupo de jóvenes hace un viaje para pasar un día en las ruinas de un castillo en el bosque y un crimen se produce. El episodio de Roma es lo más cercano que Antonioni estuvo del género policial y del modelo guiado por la acción. La rareza del trío es el segmento en Londres, más cercano a la comedia negra, pese a su final poco feliz, por la presencia de un personaje atípico para el universo de Antonioni. Hay algunas constantes que luego reaparecerán en su obra: la preocupación por los jóvenes y la violencia de Zabriskie Point (1970), la arquitectónica composición del encuadre en el episodio en Roma, el viaje (en este caso en bus) como momento de suspensión de la narración en el episodio de Francia y la enfermedad de los sentimientos en los dos primeros capítulos. Lo cierto es que la película no es mala, pero no parece una película de Antonioni.