Comedia romántica en la que el editor de un periódico de Chicago trata de evitar que su reportera y ex esposa vuelva a casarse. La segunda versión de la obra teatral de Ben Hecht y Charles MacArthur (antes la había llevado al cine Lewis Milestone y después lo haría Billy Wilder) introduce un cambio fundamental: ahora el personaje de Hildy lo interpreta una mujer que estuvo casada con W. Burns. La película es recordada principalmente por introducir en el cine una velocidad en el tiempo de respuesta de los diálogos entre los personajes que da la impresión que se están pisando constantemente.
Más allá del cambio de sexo del protagonista Howard Hawks sigue bastante de cerca el argumento de la obra teatral y de su primera adaptación cinematográfica. Lo que no está para nada mal, ya que por momentos nos hace sentir el drama del condenado a muerte sin siquiera mostrarlo. Pero los diálogos, ahora recitados a mayor velocidad, siguen siendo el fuerte del material. Sólo algunas escenas y diálogos agregados al principio y al final para establecer la relación entre la pareja protagonista agregan nuevo material. Tal vez el inconveniente del film, en comparación con otras comedias románticas de Hawks, es que la pareja protagonista comparte poco tiempo en la pantalla. Es que esta vez no se trata de la humillación del macho, sino de la rendición de la mujer ante el más mínimo, despreocupado e inesperado gesto de amor del hombre que la deja tan estimulada como insatisfecha. Ese gesto llega en la última escena con el único beso entre la pareja.