Aventura en la que un soldado japonés y un soldado americano quedan varados en una isla del océano Pacífico durante la segunda guerra mundial. Boorman recurre a un minimalismo alegórico para escenificar la lucha por la supervivencia y la comunicación entre los dos únicos personajes. Si hay algunas fugas surrealistas y ciertos elementos disruptivos, se impone en el film una fotografía a contraluces, una música que es el tercer personaje y una construcción de la acción que opta por la contención. Todos estas decisiones podrían llevar al film al terreno de la reflexión filosófica sobre el hombre y la naturaleza, en el sentido de los films de Werner Herzog, pero terminan afectando a una resolución demasiado indecisa, confusa, abrupta y decepcionante.