Drama en el que una pareja se derrumba en Suiza. Versión del mito griego de Anfitrión, bisnieto de Zeus. Jean-Luc Godard ensaya una meditación sobre el amor, la religión y Dios. Desde que comenzó el proyecto de Histoire(s) du cinéma (1999) su cine se ha vuelto más antinarrativo que nunca. Sus película se convierten en un fluir de imágenes y palabras sin un sentido concreto o definido. Pero hay momentos en los que la fusión de ideas, reflexiones, imágenes desconectadas y música a tono las convierten en fascinantes (y a la vez desesperantes). El cruce de referencias constantes a la ciencia, la historia, el arte y la filosofía sólo encuentra certezas en la irracionalidad del amor. Tal vez el último refugio de lo divino esté en los nombres, se escucha decir por ahí.