Comedia fantástica en la que un periodista de Pittsburgh va cubrir la festividad de una marmota y se ve condenado a repetir el mismo día en Punxsutawney, Pennsylvania. La idea es atractiva, la ciencia ficción seguramente la ha utilizado, pero aquí no hay razón o justificativo. El problema es el proceso de mejoramiento (¿moral?) que experimenta el protagonista. El cambio en el personaje se da antes, cuando tiene la consciencia de la repetición de los días, no cuando toca una raíz existencialista. Eso sumado a un anodino papel decorativo y anacrónico de la mujer… A favor ese pasaje oscuro y el uso de las elipsis, ejemplo magistral de la economía narrativa.