Historia de amor en la que un pintor busca a un amor de su niñez en New York. La tercera adaptación de la novela Charles Dickens opta por una ambientación contemporánea. La historia es una simple excusa para la arrebatadora belleza de las imágenes, un poco manierista es cierto (fotografía muy luminosa, constante utilización del verde, vivaces movimientos de cámara), pero para nada molesta. Las atractivas temáticas del original (el amor no correspondido, las diferencias sociales la suerte, el azar, el destino) están esbozadas, pero muy lejos de ser profundizadas.