Recopilación de 13 cortometrajes realizados por los hermanos Adrián y Ramiro García Bogliano entre 1995 y 2008 en Cuba, Argentina y España. Si bien la mayoría se inscriben dentro del género de terror, hay lugar para las sorpresas y un par de curiosidades. En su mayoría los films sirven como preambulo de la obra de Adrián García Bogliano.
Schock rojo (rollo número 17) (Adrián García Bogliano, 1995): Cuento de ciencia ficción en la que un empleado de limpieza descubre que es el único sobreviviente de una catástrofe en la Unión Soviética en un futuro cercano. El cortometraje se presenta como un falso found footage de una película prohibida de 1964 de un director soviético. Es una lástima que las rayas agregadas que simulan el deterioro de la película arruinen la fotografía en 16mm que ya de por sí no necesitaba ningún deterioro.
Policlínico miserable (Ramiro García Bogliano, 1998): Cuento de terror en el que un paciente poseído desata un caos en un hospital en Cuba. Rodado en fílmico en un hospital real, el cortometraje es uno de los más perturbadores y extraños de la colección.
Snuff (Adrián García Bogliano, 1998): Cuento de terror en el que una joven es secuestrada, torturada y asesinada por dos hombres que graban su muerte con una cámara de video en La Plata. El cortometraje es una provocación lisa y llana que al menos no intenta ser más de lo que es. La escena de persecución en el Pasaje Dardo Rocha resulta atractiva.
La forma (Adrián García Bogliano, 1999): Cuento de terror en el que un asesinato se muestra de tres formas diferentes en La Plata. Pese a que el escenario remite a la situación inicial de muchos giallos (el testigo de un asesinato), en apenas un minuto y con cuatro puntos de vista del mismo suceso, es poco lo que se puede seguir de la trama.
El rodeo (Adrián García Bogliano, 1999): Comedia de terror en el que una pareja de cazadores tiene la misión de asesinar una horda de zombis en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. El cortometraje resulta atractivo por el contraste del escenario y la tecnología, por sus poses de western bonaerense y, especialmente, por los diálogos y la disposición para la acción de su protagonista.
Dolman 2000 (2000): Tres historias de sexo y muerte en Cuba.
Yo soy Godzilla (Adrián García Bogliano): Un escritor no publicado conoce una mujer en un bar y la lleva a su departamento en San Antonio de los Baños. Bogliano incursiona en cierto escenario noir, pero más allá de las constantes referencias culturales (pósters de películas, libros, canciones), es poco lo que se puede rescatar del segmento.
Estupro (Ramiro García Bogliano): Un hombre abusa de una adolescente y es linchado en Cuba. La escena de sexo despierta cierto morbo, pero el protagonista de este segmento es muy poco agraciado como para generar algo de compasión.
Fría Jennie (Jorge Molina): Un joven conoce a una vecina que hace años está postrada en coma en un edificio en San Antonio de los Baños. Molina parte de un atractivo planteo argumental que bordea el terror, pero el segmento no puede evitar caer en un realismo mágico poco inspirado.
Intensidad (Adrián García Bogliano, 2001): Thriller de acción en el que una ex prostituta lleva la cabeza de un asesino a unos mafiosos que ofrecían una recompensa por él en La Plata. Pese a su estética cool, el cortometraje no es más que un ejercicio de estudiante de Bogliano. La estructura narrativa está dividida claramente en tres partes. Las referencias visuales a Wong Kar Wai en el principio son indisimulables.
El primer episodio (Adrián García Bogliano, 2003): Cuento de terror en el que una monja es poseída por un espíritu demoniaco en la provincia de Buenos Aires. Los constantes efectismos de cámara y de montaje pueden resultar innovadores para los escasos medios disponibles, pero el cortometraje (rodado sin sonido directo), más allá de cierta abstracción narrativa, no puede encontrar una mínima raíz afectiva que haga inquietante el padecimiento de la protagonista.
Algo está sangrando (Ramiro García Bogliano, 2005): Psycho thriller en el que una joven asesina a su ex pareja y a su nueva novia en La Plata. La sencillez de la concepción y de la ejecución del cortometraje resulta notable. Las actuaciones, las miradas y los intercambios de los personajes son suficientes para establecer un clima de incomodidad y preanunciar la violenta resolución.
Encubierto (Adrián García Bogliano, 2005): Cuento de terror en el que una joven es testigo del ataque de un asesino encapuchado en La Plata. Bogliano juega con las alteraciones temporales. De hecho la escena del asesinato que dispara la trama es mostrada en un flashback. Lo que queda es un giallo en miniatura con un atractivo giro argumental que relaciona la última dictadura argentina con el accionar de un asesino serial. En ese sentido, la entrevista grabada del familiar de una de las desaparecidas resulta muy efectiva.
Match Point Mortal (Adrián García Bogliano, 2007): Slasher en el que dos mujeres son atacadas por un asesino en el vestuario de un club de tenis de Buenos Aires. La película no es más que un corto promocional para un programa de televisión argentino. Más allá de que visualmente luce más profesional que los primeros films de Bogliano, no hay tiempo suficiente para establecer la situación y extraer un mínimo efecto.
¿Y ahora qué? (Adrián García Bogliano, 2007): Comedia negra en el que una pareja se conoce, se enamora, tiene hijos y se pelea en las Islas Canarias. Bogliano realiza un pequeño cortometraje encargado por el Festival de Cine de las Islas Canarias en el que se nota su intención de alejarse del género de terror y experimentar un poco con los diálogos, la síntesis y la cámara dividida.
Incidente en Raccoon City (Adrián García Bogliano, 2008): Cuento de terror en el que dos chicas se enfrentan a una horda de zombis en la ciudad ficticia de Raccoon City. El cortometraje es un encargo televisivo promocional de la saga Resident Evil en el que Bogliano utiliza a algunas de las actrices de sus films para visualizar una secuencia con zombis. Bogliano afirma que no es muy fan de las películas de la saga, pero su dispositivo visual reproduce los mismos tics que los films de Paul W.S. Anderson.