Psycho thriller en el que una pandilla de musulmanes en fuga va a parar a una granja de neonazis caníbales en el norte de Francia. Antes de obtener el pasaje a Hollywood para filmar Hitman (2007), Xavier Genes debuta en la dirección con una especie de versión francesa de The Texas Chainsaw Massacre (1974). El problema es que su film se parece más al remake de 2003 que al original de Tobe Hooper. La puesta en escena es totalmente ajena a lo que muestra. Más allá del prólogo efectista supuestamente comprometido socialmente que parece un montaje de un noticiero sensacionalista (la elección de un candidato de derecha, disturbios y barricadas en Paris), de la procedencia árabe de las víctimas y protagonistas (los criminales en fuga) y de cierta filiación con el cuento de hadas perverso en una parte (la chica aniñada), son pocas las variantes que ofrece. Los fogonazos blancos de corte, el montaje efectista, la fotografía con el color corregido, la familia caníbal de origen nazi que clama por la superioridad racial, los golpes gore que carecen de todo impacto, originalidad e imaginación, los personajes que son caricaturas incapaces de dar humanidad al miedo y las burdas escenas telegrafiadas de otros films (dan de comer a la abuela senil) no parecen ser las mejores herramientas. Si los franceses fueron capaces de renovar el género de terror con películas como Haute tension (2003) o Ils (2006), este no parece ser el camino a seguir.