Drama en el que una profesora inspira a los estudiantes a integrarse y escribir un diario íntimo en una secundaria pública de Los Angeles. Richard LaGravenese tuvo que esperar nueve años para estrenar una película. Oportunidades no le debían sobrar luego de la excelente Living Out Loud (1998), por lo que elige el peor camino. El problema con estas películas es la dificultad para expresarse simple. En todo momento tienen que justificarse. Defectos sobran: establecer la situación para revertirla a conveniencia, condescendencia, manipulación, demagogia, sentimentalismo, contraplanos acusadores y previsibles, aggiornamientos musicales, actualizaciones tecnológicas, personajes secundarios despreciables. LaGravanese puede hacerlo mejor, las actuaciones, la subtrama del esposo, la fotografía de Mark Isham. Pero aquí ni se esfuerza.