Cuento de terror en el que Jason Voorhees es enviado por Freddy Krueger a su pueblo de Ohio para matar a un grupo de adolescentes. Más allá de que los duelos entre los dos íconos del slasher de la década de 1980 son totalmente desaforados e irreverentes, la historia mantiene cierta coherencia y densidad dramática. De tomarse en serio sería un slasher sobrenatural en la línea de Jeepers Creepers (2001). Ronny Yu va salpicando la historia con su habitual estilo visual de angulaciones torcidas y su sentido del humor irreverente (Freddy habla a la cámara), absurdo (la alucinación con el gusano que fuma), negro (la respiración boca a boca de Jason) e inteligente (apuñalan a Jason con el mástil de la bandera americana). Los trece asesinatos (la mayoría cometidos por Jason) redondean el film más gore producido por Hollywood en mucho tiempo. Incluyen una impresionante masacre en una rave. Lo atractivo es que los adolescentes no mueren por tener sexo sino por tener mal sexo. Como en Frankenstein Meets the Wolf Man (1943) hay uno que domina psicológicamente al otro, pero no hay vencedor claro del duelo. Ronny Yu ha sabido redefinir y parodiar las claves del slasher adolescente mucho mejor que Wes Craven y Kevin Williamson.