Cuento de terror y ciencia ficción en el que en un doctor hace experimentos para crear vida en Ingolstadt en 1783. Nueva adaptación de la novela de Shelley, más fiel al original literario. En su primera película de gran presupuesto Kenneth Branagh se dedica a filmar con más apuro que convicción, más vehemencia que consciencia. Las reflexiones sobre la vida y la muerte, dios y la creación quedan banalizadas. Al igual que Dracula (1992) la historia pierde algo del poder aterrador y la iconografía clásica del género queda reducida. Pero al menos Coppola lo compensaba con innegable poder visual.