Cuento de ciencia ficción en el que un narcotraficante francés se ve amenazado por las intenciones del gobierno de Estados Unidos de legalizar las drogas. Alain Corneau arranca su ópera prima con una delirante escena en el futuro en la que el protagonista está conservado en formol. Desde allí narra lo que ocurrió en la década de 1970. La puesta en escena y la trama se alojan en ese terreno resbaladizo entre la violencia, el homenaje, la parodia al cine de género, una combinación que pocas veces funciona (y pocos cineastas dominan). Hay algunos rasgos manieristas en el estilo visual. De allí que la historia va perdiendo consistencia a medida que van muriendo los personajes.