Comedia musical en la que un marinero se reencuentra con una compañera de baile en San Francisco. Tal vez la comedia musical de Rogers y Astaire más liviana en el buen sentido. El film no adopta una postura pro ejército seguramente porque todavía no se estaba en guerra. Los primeros números también son brillantes porque hasta cuando los bailarines se equivocan a propósito les sale bien. Las transparencias del vestido de Ginger Rogers extienden el gesto de sus piernas al éxtasis. El último número musical es una maravilla aunque nadie lo pueda decir.