Sátira sobre el juicio más largo de la historia de los Estados Unidos contra veinte mafiosos italianos de New Jersey. Basado en un caso real. Luego de siete años, Lumet logró salir de la nueva casa de brujas de Hollywood que por razones comerciales mantiene cautivos a varios directores (pero eso sería tema de otro análisis), tal vez para dar el broche de oro a su carrera. Vuelven los temas y personajes de siempre, pero con un enfoque más lúdico y juguetón que hace al film más disfrutable, pero aún así también más inflexible. Varios puntos de atractivo se pueden mencionar: la actuación de Vin Diesel (una auténtica revelación), el absurdo de las situaciones (un acusado que testifica con cama de hospital en el juzgado), la planificación de las escenas de corte con gusto por los planos generales, la puesta en escena e iluminación que escapa a la noción de realismo habitual. A fin de cuentas las conclusiones son las mismas que 12 Angry Men (1957): la “justicia” no puede resolver nada porque los problemas son anteriores. Si bien la duración puede ser excesiva y hay concesiones al drama familiar, son peajes inevitables de un film de juicio basado en un caso real. Lumet cierra un círculo de una carrera de casi 50 años todavía en plena forma.