Drama fantástico en el que un hombre hace un pacto con el diablo que le da juventud en Alemania en el siglo XIX. El film tiene un arrebatador poder visual. Las imágenes de Fausto invocando al demonio, la tierra abriéndose y los dos protagonistas recorriendo las ciudades por el aire resultan imborrables. Pero tampoco niega el sentido del humor en la caracterización del protagonista y en la ironía con que se salva. El clímax es tan trágico como romántico.