Drama fantástico en el que un médico vende su alma al diablo a cambio de conocimiento en una aldea alemana del siglo XIX. Sokurov expande su trilogía del poder con una adaptación de Goethe, bastante libre y respetuosa al mismo tiempo. Al igual que con Flaubert en Save and Protect (1989), Sokurov no teme agregar cierto humor grotesco y subrayar la cuestión sexual. Hace una particular lectura de los clásicos. En este caso continúa explorando el deambular de un personaje en una ambiente hostil y ajeno como en The Sun (2005) y Aleksandra (2007), con su habitual parsimonia narrativa. Si esta vez los diálogos por momentos se imponen a las imágenes, la fotografía no luce todo lo que debería (muy oscura) y la trama tarda bastante en llegar a la raíz del conflicto, el film no deja de ser un proyecto personal. Sokurov nos regala algunos momentos para el recuerdo como la escena grotesca de Mefistófeles desnudo en la piscina, unos primeros planos de arrebatadora belleza y la bella metáfora de la pareja del protagonista zambulléndose en el agua. El film no defrauda las expectativas. Sokurov se maneja con igual soltura en los dramas intimistas, los grandes hechos de la Historia y los clásicos de la Literatura.