Cuento de terror en el que un ladrón en fuga arriba a un castillo en el que se juntan mujeres a beber sangre en Francia a principios del siglo XX. La tensión entre un erotismo tan forzado como ridículo y una sensación de acoso y pesadilla hace que terminen anulándose y deje al film en un terreno de nadie. Por lo menos podemos disfrutar de la belleza de Brigitte Lahaie, dispuesta a quitarse la ropa en cualquier momento y convertida en una asesina con atuendos de muerte.