Drama en el que el protagonista de Los muertos (2004) asiste a la proyección de la película en el Teatro San Martín de Buenos Aires. Alonso realiza un experimento autorreferencial en el que cambia la ambientación en la naturaleza por un edificio imponente. Los personajes se sienten aún más solos y perdidos. Pero la película no puede ensamblar en sus 60 minutos una línea narrativa de corte fantástico (el laberinto), el humor absurdo (el empleado que no habla) y la reflexión metadiscursiva (cine dentro del cine). El film eso sí permite apreciar mejor los mecanismos de su cine en cuanto a la utilización expresiva de la luz y el uso subyugante del sonido.