Aventura que recuenta la leyenda del rey Arturo con Merlín y Lancelot, de principio a fin en la antigua Inglaterra. En la primera parte uno no puede parar de reírse de las exageradas actuaciones y las situaciones ridículas, hasta tal punto que parece mentira que esté tras las cámaras el director de Deliverance (1972). Pero la segunda parte, repleta de oscuridad, perversión, muerte y cadáveres, resulta mucho más atractiva y termina salvando el film.