Cuento de misterio en el que un policía de New York se muda a un pueblo de Colorado e investiga unas misteriosas muertes y mutilaciones de vacas. Entre la agenda propia de la década de 1970 (conspiraciones gubernamentales, alcoholismo, padre soltero), el engaño sobre derivaciones del misterio propias de la ciencia ficción (ovnis, música electrónica, armas laser) y el apuro por narrar todo al mismo tiempo a ritmo de video clip, es poco lo que queda del film. Alan Rudolph siempre ha sido un estilista insulso que no se toma demasiado en serio, pero tampoco tiene donde apoyarse. Sus películas fallidas se dejan ver con facilidad.