Drama en el que una niña de madre pianista divorciada pasa el verano en Paris. Rosiere continua la línea Eustache de Mes petites amoreuses (1974), las disposiciones corporales en estado de génesis y el cuento de aprendizaje iniciación. Si Deleuze planteaba la cuestión del devenir mujer en sus escritos, Rosiere la lleva a la imagen con el inevitable condimento masculino.