Drama criminal en el que un delincuente protege a la esposa en fuga de un comisario en Marcos Paz. Campusano apunta a cierto grado de estilización, pero sin renunciar a la base realista de su cine. Hay juego de adaptación mutua de los diálogos con los actores que cada vez está mejor ensamblado. El perro Molina tiene la corrección de un policial francés, pero con la autenticidad, la crudeza, las explosiones de violencia (el personaje del esquizofrénico) y la desolación que sólo la ambientación en el Gran Buenos Aires le puede dar. De hecho, el paisaje del conurbano se convierte en un personaje más de la historia.