Comedia en la que un pueblo descubre una forma de comercializar el estiércol de caballo en un país ficticio muy similar a la Argentina. El estilo visual de cartoon de Feldman aligera la puesta en escena y da un bienvenido sentido del humor. Pero los personajes carecen de entidad. La caricatura y la sátira son demasiado inofensivas porque se ubican en un lugar de superioridad desde el que no se puede ver la diferencia. La premisa tal vez sólo daba para un cortometraje.