Cuento de terror en el que un médico toma una poción que lo convierte en una bestia en alguna gran ciudad del siglo XX. Adaptación de la novela de Robert Louis Stevenson (1886). La trama es conocida, pero el desdoblamiento temporal de la narración es notable: una charla fortuita en la calle sobre una fachada de edificio da pie a que la investigación policial sobre un extraño suceso y el recuento de la historia del doctor Jekyll se da en dos extremos del relato. Olga Zubarry anticipa su papel en el remake argentino no acreditado M (1931) o El vampiro negro (1953). La fotografía gótica forma parte de esa corriente expresionista del cine argentino que adaptaba escritores foráneos porque el cambio de signo nacional comprometía a ciertos representantes de la generación anterior. De hecho es un film prácticamente no visto desde el momento de su estreno y escasamente referido dentro de la filmografía de Mario Soffici. Es cierto que los diálogos son algo filosóficos y tienen poco de argentino, pero las actualizaciones son perspicaces (el existencialismo) y los autores a la última moda. Todas las sobreinterpretaciones políticas que se le pueden dar a la película son válidas, pero no hay que perder de vista la cuádruple función de Soffici como doble actor, guionista y director.