Comedia negra en la que un anciano se obsesiona con tener un cochecito para lisiados en Madrid, en contra de lo que piensan su hijo y su nuera. El film lleva la envidia, el capricho y el absurdo hasta límites insospechados trazando una mirada cruel y desoladora sobre la condición humana (particularmente la vejez). Todo le cuesta al protagonista, desde movilizarse hasta hablar, por eso la película ve su ritmo decaído, pero ésa es una de las claves de su éxito. La increíble frase de la resolución: “En la cárcel me van a dejar usar el cochecito”, resume el único objetivo de su vida.