Thriller en el que una joven aspirante a música de jazz que sufre una pesadilla recurrente se somete a un tratamiento del sueño en New York. La película intenta ser una respuesta seria a los horrores adolescentes de A Nightmare On Elm Street (1984). El gran mérito es que la realidad es más aterradora que los sueños o, en todo caso, los prefigura. Además, las secuencias de pesadillas tienen poca predisposición hacia lo sobrenatural. Pese a la tendencia melodramática, el film queda como un agridulce cuento sobre la pérdida de la inocencia a partir de inquietantes situaciones como el asalto, un asesinato y el viaje con quien la engañó.