Cuarto capítulo de la vida de Antoine Doinel, ahora casado mientras espera a su primer hijo y sigue con sus extraños trabajos en Paris. La película es un desfile de personajes y situaciones tan o más disfrutable que el capítulo anterior, no exento de genialidad. Pero también agrega un trasfondo dramático más pronunciado a partir de una historia de infidelidad. Prosigue el gusto por el absurdo. Aquí representado en el excéntrico vecino del que todos sospechan que es un asesino hasta que lo ven en la televisión como cómico o en el exótico romance que tiene Antoine con una mujer japonesa. También está representada la idea del deseo de lo que no podemos tener, que el protagonista sufre más de una vez.