Comedia dramática en la que un grupo de amigos se junta todos los días en un diner de Baltimore en 1959. Levinson por suerte está más cerca de Fellini I Vitelloni (1955) que de Georges Lucas American Graffiti (1973). No confina la ambientación del film al restaurant. Un grupo de hombres en diversos estados de relación con las mujeres, en el fondo asustados por el compromiso, da pie a conversaciones, personajes con vida propia y los planos que respiran. Algo de Woody Allen se cuela cuando entran esos temas de jazz. El aporte de Ellen Barkin resulta fundamental: hermosa la escena en que llora y la Mickey Rourke la consuela. Si bien la subtrama del joven que vuelve para encontrarse con su novia embarazada parece sacada de otra película, las charlas sobre quién es mejor cantante, Sinatra o Mathis, en el restaurant no tienen desperdicio.