Comedia absurda en la que cuatro hombres encuentran un castillo abandonado por los rusos después de la segunda guerra mundial y se comportan como soldados sin enemigo en Austria. Más allá de los parecidos argumentales con su ópera prima, Lebenszeichen (1968), el cortometraje de Herzog se queda atrapado por la falta de sonido sincrónico y lo poco que aporta el narrador en off.