Cuento de horror en el que un soldado perseguido regresa a su casa para encontrar a toda su familia destruida durante los intentos de revolución en la Polonia del siglo XVIII. En este caso Zulawski logra llevar los excesos de la puesta en escena y la historia a un terreno decididamente fantástico. Si en un principio parece llevar los planteos de su opera prima hacia un manierismo aún más acentuado, de a poco logra revertir la ecuación, desde el momento que el protagonista empieza a comportarse como un producto del horror que lo rodea. En el camino encuentra imágenes de indudable poder y belleza.